martes, 12 de abril de 2022

El maestro de judo

 

Un niño pequeño perdió su brazo izquierdo en un accidente de coche. A pesar de todo estaba decidido a aprender judo. Comenzó las clases con el maestro de judo, que fue único que estuvo de acuerdo en enseñarle, mientras otras escuelas lo rechazaron, al chico le iba bien en clase, pero no podía entender por qué después de 3 meses de entrenamiento, el maestro le había enseñado solo un movimiento, "maestro" se atrevió a decir finalmente el chico, ¿no debiera aprender más movimientos? Este movimiento que conoces, es el único que necesitaras, contesto el maestro, no entendió lo que su maestro quería decirle, pero confió en su maestro.
Así que siguió entrenando y practicando ese movimiento. Varios meses después el maestro llevó al niño a su primer torneo. Sorprendentemente el chico ganó fácilmente sus primeros dos combates. El tercer combate resultó ser más difícil, pero después de un tiempo, su oponente se volvió impaciente y cansado, el muchacho uso su único movimiento para ganar la pelea, sorprendido por su éxito el chico estaba ahora en la final, Esta vez su oponente era más grande, fuerte y con más experiencia, durante un tiempo el chico parecía superado por su rival. Preocupado de que el chico pudiera lastimarse, el árbitro pidió un tiempo muerto. Estaba a punto de detener el combate cuando el maestro intervino, "No " insistió el maestro, déjalo seguir, poco después de reanudar la pelea, su adversario cometió un grave error; bajó la guardia. Instantáneamente el chico usó su movimiento para inmovilizarlo, ganando el combate y convirtiéndose en el campeón del torneo.

De camino a casa el muchacho se atrevió a preguntar lo que pensaba: Maestro cómo es posible que ganase el combate, con un solo movimiento, ganaste por dos motivos contestó el maestro, primero dominas uno de los movimientos más difíciles de judo y segundo la única defensa conocida para ese movimiento es que tu oponente tome tu brazo izquierdo.

Habían trabajado para que la mayor debilidad del chico se convirtiese en su mayor fortaleza.

La fuerza no viene de lo que puedes hacer, viene de superar las cosas que una vez pensaste que no podías.

El secreto está en aceptar quien somos y sacar lo mejor de nosotros.

Desconozco al autor. 

Imagen: Juan Diego García, deportista mejicano.